martes, 25 de enero de 2011

Riesgo de celebrar la hermosura de las tontas

Sol os llamó mi lengua pecadora,
y desmintióme a boca llena el cielo;
luz os dije que dábades al suelo,
y opúsose un candil, que alumbra y llora.

Tan creído tuvisteis ser aurora
que amanecer quisisteis con desvelo;
en vos llamé rubí lo que mi abuelo
llamara labio y jeta comedora.

Codicia os puse de vender los dientes
diciendo que eran perlas; por ser bellos
llamé los rizos minas de oro ardientes;

pero si fueran oro los cabellos,
calvo su casco fuera, y diligentes
mis dedos os pelaran por vendellos.

(Francisco de Quevedo)

viernes, 21 de enero de 2011

Lo tiene todo

Una profesora les enseñaba a los alumnos, la diferencia entre tener todo y no tener todo...

Julieta se levanta y dice,
- "Mi padre es rico y tiene de todo, TV, DVD y un Mercedes-Benz."
- "Está bien", dice la maestra, pero, ¿acaso tiene yate?
Julieta dice,
- "No, no tiene yate"
- "Entonces no tiene todo" le dice la Maestra.

Adolfo entonces se levanta y dice,
- "Pero mi papá sí. El tiene TV, DVD, un Mercedes-Benz y un yate"
- "Pero, ¿acaso tiene un avión? pregunta la Maestra.
- "No, no tiene avión"
- "Entonces tampoco se puede decir que lo tiene todo, ¿verdad, Adolfo..?"

Entonces Juan se levanta y dice: - "Pues mi padre sí lo tiene todo."
- "¿Estás seguro, Juan?
- " Sí, sí estoy seguro. El sábado mi hermana le presentó a su novio, un tipo loco con el pelo de punta engominado, 2 pendientes de argolla, 3 piercings en el labio, otros 2 en las cejas, varios tatuajes en los brazos, pantalón vaquero desgarrado, gorra de hip-hop y camiseta rota y sin mangas...
Y cuando mi padre lo vio, de inmediato exclamó:
"¡Su madre... ésto es lo único que me faltaba !"


lunes, 17 de enero de 2011

Michelines y sentido común

- "¡No te queeejessss!" Al menos tú reflejas. Yo tengo que aguantar a diario el peso de un montón de prendas, bolsos, bolsas de la compra...
- Lo sé, amigo Perchy. No tengo derecho a quejarme. No tengo que aguantar el peso. A veces, sólo lo reflejo.
Ya sé que a ti no te miran. Te usan sin más. A mí me contemplan. Mejor dicho, ellas se contemplan. Reconozco que muchas veces disfruto reflejando su belleza. Otras sufro, sobre todo cuando adivino en sus ojos inseguridad, tristeza, o complejos absurdos. A veces soy yo quien contemplo rostros serenos, que sin ser bellos del todo, transmiten elegancia.
Pero en ocasiones me dan ganas de desplegar mis brazos invisibles, cogerlas por los hombros, zarandearlas y decirles: "pero chica, ¿dónde te dejaste el sentido común? Tienes una edad, tienes un volumen, ¡tienes dignidad!"

Que no digo que vayan como las abuelas pero algo apretadito debajo de la ropa no les vendría nada mal.
Amigo Perchy, echo de menos aquellos tiempos en que todas las chicas sabían vestir bien.
- Y que lo digas, amigo espejo, yo también.