jueves, 26 de noviembre de 2009

Senadora



Para celebrarlo, le dedico este
MONÓLOGO DE LA MUJER MODERNA

Son las 6.00 a .m., el despertador no para de sonar y no tengo fuerzas ni para tirarlo contra la pared.
Estoy acabada. Quiero quedarme en casa, cocinando, escuchando música, cantando, etc. Si tuviera un perro, lo pasearía por los alrededores. Todo, menos salir de casa, meterme en el coche y tener que poner el cerebro a funcionar.

¡ME GUSTARÍA SABER QUIÉN FUE LA BRUJA IMBÉCIL , LA MATRIZ DE LAS FEMINISTAS, QUE TUVO LA GRANDIOSA IDEA DE REIVINDICAR LOS DERECHOS DE LA MUJER , Y PORQUÉ HIZO ESO CON NOSOTRAS, QUE NACIMOS DESPUÉS DE ELLA!

Estaba todo tan bien en el tiempo de nuestras abuelas: ellas se pasaban todo el día bordando, intercambiando recetas con sus amigas, decorando la casa, podando árboles, plantando flores, Recogiendo legumbres de las huertas y educando a sus hijos. La vida era un gran curso de artesanos, medicina alternativa y cocina. Sus esposos las cuidaban, amaban, las comprendía y, lo mejor, las mantenían

Y después se puso mejor: teníamos servicio, llegó el teléfono, las telenovelas, la píldora, la tarjeta de crédito, internet…¡cuántas horas de pas!
Hasta que vino una solterona marimacho y fea a quién no le gustaba el corpiño, ni dedicarse al hogar.
Contaminó a ptras rebeldes inconsecuentes con ideas raras sobre cómo conquistar nuestro propio espacio. ¿¡Qué espacio no qué diablos!?

¡Si ya teníamos la casa entera!, todo el entorno era nuestro, ¡el mundo a nuestros pies!
Teníamos el dominio completo sobre los hombres; ellos dependían de nosotras para comer, vestirse, manejar sus cuentas, y ahora... ¿dónde están? No lo sabemos, ya que ni siquiera nos queda tiempo para ir a almorzar con ellos y estamos todo el día tan ocupadas que toca creerles y confiar en ellos.

Después de un largo día acabamos agotadas, exhaustas. Ni hacer el amor queremos, nos duele la cabeza. Argumentamos mil tarugadas por cansancio... ¿Para qué tanto poder? Si ya ni complacer a nuestro marido podemos.

Ahora ellos están confundidos, no saben qué papel desempeñan en la sociedad. Huyen de nosotras como el diablo de la cruz. Les damos miedo. Tanta independencia acabó por hacerles huír.

Tenemos que ser EJECUTIVA, ESPOSA, MADRE, HIJA, AMIGA. Dirigir la oficina; hacer las tareas de los hijos; velar para que nuestra casa siempre esté impecable y la empleada no haga estragos; cocinarle de vez en cuando al marido para que no se aburra (Porque una de dos: o come en la calle o en casa de su madre); asistir a reuniones en el colegio de los niños; llevarlos al médico, a natación, a kárate, etc.

Además tenemos que llegar a casa primero que nuestro marido, para darnos un buen baño y nos encuentre divina, rosagante. Ponerrnos toooodas las cremas (La hidraante de la noche, la rejuvenecedora, la de las patas de gallo, la de los labios, la de las mejillas, la de las cejas, la del cuerpo, la de la celulitis, la anti estrías, la extra hidratante para codos y rodillas, etc. Aparte, estar dispuestas a darle gusto en la cama, porque si no, sale a la calle a buscarse otra.

Ese chistecito, acabó llenándonos de deberes. Y lo peor de todo, acabó lanzándonos dentro del calabozo de la soltería crónica aguda. Antiguamente los Matrimonios duraban para siempre. Y ahora, si te divorcias, hasta hay que mantenerlos o compartir con ellos la mitad de lo que con tanto esfuerzo has conseguido.

¿Por qué “liberación femenina”? ¿Por qué competir con los hombres?

No aguanto más ser obligada al ritual diario de estar flaca como una escoba, pero con pechos y culo duritos, para lo que tengo que matarme en el gimnasio, además de morir de hambre. Ponerme hidratantes, anti arrugas; padecer complejo de radiador viejo tomando agua a todas horas, y demás armas para no caer vencida por la vejez; maquillarme impecablemente cada mañana desde la frente al escote; tener el pelo impecable y no atrasarme con las mechas, que las canas son peor que la lepra; elegir bien la ropa, los zapatos y los accesorios, no sea que no esté presentable para esa reunión de trabajo; tener que resolver la mitad de las cosas por el móvil; instalarme todo el día frente al PC trabajando como una esclava (moderna, claro está), con un teléfono en el oído y resolviendo problemas uno detrás de otro, que además… ¡ni son mis problemas!

Todo para salir con los ojos rojos (por el monitor, claro, porque para llorar de amor no hay tiempo).
¡Y mira que teníamos todo resuelto!

Estamos pagando el precio por estar siempre en forma, sin estrías, depiladas, sonrientes, perfumadas, uñas perfectas. Sin hablar del currículum impecable, lleno de diplomas, especializaciones y doctorados; ¿para qué? Para que mires alrededor y te ves vieja, fea, sola, acabada, tu marido te dejó, tus hijos crecieron, se casaron, y ¿qué?

Nos volvimos supermujeres. Pero en el fondo, aún nos discriminan. Tenemos más responsabilidades que antes. Y… ¿somos felices?

¡¡¡BASTA!!!

Quiero que alguien me abra la puerta para subirme al coche, que corra la silla cuando me voy a sentar, que me mande flores, que me dé masajes y me trate con delicadez.. Si nosotras ya sabíamos que teníamos un cerebro y que lo podíamos usar. ¿Para qué había que demostrárselo a ellos??

Ay, Dios mío, son las 6:30 am y tengo que levantarme... ¡Qué fría está mi solitaria y grandísima cama! Quiero que mi maridito llegue del trabajo, que se siente en el sofá, que disfrutemos de una cena juntos, que me haga el amor, que me haga sentir mujer... porque descubrí que es mucho mejor servirle una cena casera que atragantarme con un sándwich y una coca-cola LIGHT mientras termino el trabajo que me traje a casa.

No, mis queridas colegas, inteligentes, realizadas, liberadas...y abandonadas. Hablo en serio: renuncio a mi puesto de mujer moderna.
No quiero más móvil, estrés, tacones, enfados con el jefe, reclamos de mis hijos porque no les presto la atención que necesitan.
Quiero una vida tranquila sin llevar a cuestas las consecuencias de la globalización femenina.

4 comentarios:

  1. Ja que bueno. Estoy seguro que el último trozo es lo que todas desean. Las más modernas sobretodo. A mi no me engañan. ¿Está la de los pelos fritos?

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  2. Me parto, me troncho con estos del video. Que bien se lo pasan.

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  3. Lo malo es que nos educaron para representar el papel de superwoman y no nos enteramos de que no hay quien lo viva de verdad.
    Si logras encajar las piezas me lo dices...lo necesito.Bs

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  4. paciencia, llegaran a "mayores" y sufriran con magras jubilaciones, pero estaréis en casa, como yo. Verdaderamente ahora SOY FELIZ, claro luego de todo el trajín mecionado antes.

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