miércoles, 28 de octubre de 2009
Por un beso de la rana
Un hombre cruzaba la calle cuando se encontró a una rana, que lo llamó y le dijo:
—Si me besas, me convierto en una hermosa princesa.
El hombre recogió a la rana y se la metió al bolsillo.
La rana volvió a hablar:
—Si me besas y me conviertes en una hermosa princesa, les hablaré a todos de tu inteligencia y valentía, y les diré que eres mi héroe.
El hombre sacó a la rana de su bolsillo, le sonrió y se la volvió a guardar.
La rana insistió:
—Si me besas y me conviertes en una hermosa princesa, seré tu fiel acompañante una semana.
El hombre volvió a sacarla de su bolsillo, le sonrió una vez más y la volvió a guardar.
Esta vez la rana gritó:
—Si me besas y me conviertes en una hermosa princesa, me quedaré contigo durante un año ¡y haré todo lo que me pidas!
De nuevo el hombre la sacó de su bolsillo, le sonrió y la volvió a guardar.
Finalmente la rana le preguntó:
—¿Pero qué pasa? Ya te dije que soy una hermosa princesa, que me quedaré contigo un año y que haré lo que me pidas. ¿Por qué no me besas?
Y el hombre le dijo:
—Mira, soy programador informático. No tengo tiempo para una novia, pero tener una rana que habla es muy divertido.
Juaaaasssss. genial. Mañana se lo enseño mi hijo. Ha empezado esta carrera universitaria. (la de programador se entiende, no la de tener ranas que hablan). Que bueno....
ResponderEliminarUn abrazo
Fantástico, me he reido un montón. Gracias por este buen rato. SALUDITOS.
ResponderEliminarÁngel, cuando acabe programación informática, siempre puede hacer "ranología" :-))
ResponderEliminarArcendo, me alegro de que te rías :-))